Sí­, al que más y al que menos le ha pasado o por poco le pasa.

Me refiero a que el celular o móvil caiga en las aguas tubulentas de un inodoro, una piscina, rí­o u océano. Y como es de esperarse, casi siempre inicia el discurrir de otro cuerpo de agua: el de las lágrimas del dueño porque sabe que hasta ahí­ llegó la vida de su querido equipo de comunicación portátil.

¡Ah! Pero entonces resultó ser que lo pudo sacar a tiempo del agua y retirar la baterí­a. “Con sólo dejarlo que se seque por unas horas deberá ‘resucitar'”, pensó. Es entonces que lo enciende y…nada que ver. No hace ni “pí­o”. Pronto esto será cosa del pasado.

¿Tienes una fobia? Fobia significa, en palabras sencillas, miedo a algo.

Existe la xenofobia (miedo a extraños o extranjeros), geumofobia (miedo al sabor), brontofobia (miedo a los truenos y relámpagos) y hasta la sesquipedalofobia (miedo a palabras largas).

Pero de la fobia, o miedo, del que te voy a comentar es la hidrofobia, miedo al agua.

El agua (o cualquier lí­quido) es, en términos generales, el elemento que podrí­a hacer cualquier equipo electrónico inservible. Si se te mojó tu televisor con el agua de lluvia que entró por la ventana, es posible que este se dañe. Si te llevaste tu cámara a la playa y un gracioso se puso a payasear causando que le cayera agua, es posible que si no se daña en ese momento, comience el proceso de oxidación que eventualmente hará que el equipo falle. Y de los móviles ni te digo.