Si esto no es prueba de lo poderosa que puede ser la tecnologí­a cuando se aplica en pro del bienestar y el avance de la humanidad, pues que me presenten alguna otra a ver si me convencen.

La idea es tan sencilla que hasta me da vergí¼enza admitir el hecho de que no se me ocurrió a mi.

Se trata de una forma de satisfacer las necesidades de dos segmentos de la población que necesitan ayuda y la tecnologí­a es justo lo indicado para ello.

Por un lado están jóvenes en Brasil, deseosos de aprender inglés, pero sin nadie con quien practicar porque, hello!, inglés no es un idioma que digan “qué bruto, que mucho lo hablan en las calles de Brasil“. El que jóvenes deseosos de insertarse en un mundo donde el inglés es el idioma del comercio, hablado prácticamente en todo el mundo, no tengan cómo practicarlo es ciertamente un problema.

Por el otro, están decenas y hasta cientos de personas mayores en todo Estados Unidos que, aunque retiradas, quieren continuar aportando a la sociedad, tienen el tiempo, el conocimiento y la voluntad para hacerlo y no encuentran cómo. Otro gran problema de nuestra sociedad.

¿Por qué no entonces conectamos ví­a internet a jóvenes en Brasil que quieren aprender inglés con personas mayores retiradas deseosas de tener alguien con quien conversar? De esta forma, los jóvenes pueden practicar su inglés, y los mayores, además de ayudarles a practicar, tienen alguien con quien hablar. Sólo se necesita una buena conexión a internet, computadora, webcam, micrófono y una entidad que coordine esto. ¡Listo!

Todos estos elementos fueron reunidos por dos empresas brasileñas, la agencia de publicidad FCB y la escuela de idiomas CNA, teniendo como resultado el programa “Speaking Exchange“.

Bajo este, la escuela conectó norteamericanos retirados viviendo en residencias para ancianos con estudiantes del CNA en Brasil. La idea central es que pudiése surgir de forma natural una conversación que, para los jóvenes, tuviése como resultado la oportunidad de practicar el idioma. Mientras para los ancianos, el saldo es tener una forma de continuar aportando a la sociedad y a la vez alejar la soledad que muchas veces empeora su situación en esos lugares.

A eso sí­ que yo le llamo un win-win. Este proyecto ha impactado por varios medios a más de un millon de personas y le valió a la agencia FCB en Brasil un premio Cannes Lions por creatividad.

Para llevarlo a cabo, estas empresas desarrollaron una herramienta para uso exclusivo del proyecto que envuelve a YouTube. La comunicación es constante, permitiéndo que se establezca una relación entre los interlocutores. Las sesiones de comunicación entre jóven y persona mayor quedan grabadas de forma privada en YouTube, donde un maestro de CNA las evalúa y guí­a al estudiante en su proceso de aprendizaje del idioma.

En el ví­deo se puede apreciar claramente el enorme potencial que esta idea tiene para no tan sólo desarrollar el conocimiento del idioma en los jóvenes, sino también para ayudar a resolver en un santiamén dos importantes problemas sociales: la falta de atención a nuestros viejos y el que los jóvenes no puedan contar con quién desarrollar sus conocimientos y destrezas.

Al momento, Speaking Exchange se encuentra en etapa de prueba (“beta”). Sin embargo, han abierto ví­as de comunicación para que residencias para ancianos puedan mostrar su interés en participar en el programa. De igual forma, instituciones para el aprendizaje de idiomas también pueden ir apuntándose para ofrecerles la misma experiencia a sus estudiantes.

¿Te imaginas el potencial de esto aplicado a cualquier otro idioma en cualquier otro paí­s? Esto permitirí­a, por ejemplo, que estudiantes en Estados Unidos puedan practicar español con nuestros mayores. O jóvenes nuestros que quieran, por ejemplo, aprender chino o alemán, poder practicarlo con envejecientes de esos paí­ses. Cualquier idioma puede ser practicado mediante este método tecnológico. Realmente no hay lí­mites.

Esto sin duda alguna es ¡otra victoria más del mundo de la tecnologí­a!